El uso del pulsioximetro está tan extendido en la atención sanitaria que ya se ha hecho un elemento casi imprescindible en el diagnóstico de nuestros pacientes, pero…¿sabemos realmente como funciona?
Este pequeño aparato que se inventó hace casi 40 años y se coloca casi siempre en el dedo es capaz de medir de forma no invasiva la cantidad de hemoglobina que está saturada con gas -normalmente oxígeno- y darnos información de la situación respiratoria del paciente.
Antes de la adopción de la pulsioximetría no invasiva, la única forma de monitorizar la oxigenación de un paciente era a través de la gasometría en sangre arterial tras una extracción.
Esta técnica -aunque es más fiable- demoraba mucho los resultados y resultaba costosa. En 1987, se empezó a utilizar la pulsioximetría de forma reglada en Estados Unidos en los protocolos de anestesia.
El uso del pulsioxímetro se extendió rápidamente en el hospital. Primero en quirófano y posteriormente en las salas de recuperación y unidades de Cuidados Intensivos.
Tambíen es de gran utilidad en las unidades de neonatos y en las unidades móviles donde los pacientes precisan la determinación continua del nivel de oxigenación, pues pueden presentar efectos secundarios por exceso de oxígeno.
Colocación:
El pulsioxímetro debe colocarse en alguna parte del cuerpo que reciba un buen flujo de sangre capilar y a la vez sea fino. Así podremos colocar a un lado el emisor de luz y en el otro el receptor. Las situaciones más frecuentes son en los dedos de las manos o los pies, el lóbulo de la oreja o incluso en el empeine de los bebés.
En la pinza del propio aparato suele venir un dibujo de una uña para que se pueda colocar sin equivocarse.
Se suele colocar con esta orientación superior, pero podemos rotarlo y seguirá funcionando.
En los aparatos modernos que solamente consisten en una pinza de dedo, pondremos la pantalla digital hacia arriba.
Hemoglobina y ondas de luz (roja e infrarroja):
Cuando respiramos, el oxígeno pasa del pulmón a la sangre, fijándose a los glóbulos rojos a través de una proteína llamada hemoglobina. Esta proteína tiene una absorción diferente de la luz según esté unida a oxígeno o no.
El pulsioximetro envía luz roja e infrarroja hacia el receptor del otro lado. Cuando esta luz atraviesa un flujo de sangre pulsátil, la hemoglobina dejará pasar luz roja o la infrarroja (dependiendo si en ese momento está cargada con oxígeno o no) y retendrá la otra.
Oxihemoglobina: Cuando la hemoglobina está unida a una molécula de oxígeno, presenta un color rojo vivo al reflejar la luz roja pero no la infrarroja.
Desoxihemoglobina: Cuando la hemoglobina no está ligada a oxígeno, presenta un color rojo oscuro al reflejar la luz infrarroja y absorber la roja.
Dependiendo del porcentaje de hemoglobina ligada a oxígeno, el pulsioxímetro recibirá más o menos cantidad de luz al otro lado. Basado en esto, se representa en la pantalla el porcentaje de saturación parcial de oxígeno o SpO2.
Indicaciones de la pulsioximetría
Su utilización está indicada en todos los pacientes con patología respiratoria. En casos como la EPOC, el asma, bronquitis, infecciones respiratorias, etc. su uso nos puede indicar un empeoramiento de los síntomas.
Alteraciones de la medición
Por norma general los valores de pulsioximetría deberían oscilar entre 90% y 96%. Si el aparato muestra 99-100% es posible que estemos hiper-oxigenando a nuestro paciente.
Por debajo de 90% supone que la oxigenación no es correcta y habría que aportar oxígeno suplementario. Aunque hay algunos casos en los que la medición puede verse afectada por condiciones ambientales o del paciente.
En pacientes con EPOC, es frecuente que las saturaciones basales oscilen entre 85 y 90%. Por mucho oxígeno que intentemos suplementar es posible que la saturación no suba.
En pacientes con intoxicaciones por monóxido o dióxido de carbono, las mediciones estarán alteradas, puesto que la hemoglobina está saturada aunque no con oxígeno.
Hay que prestar también atención a la onda de pletismografía. Esta onda nos muestra en la mayoría de los aparatos modernos la calidad de la medición en el torrente sanguíneo.
A veces, los niveles de saturación bajan mientras tomamos la tensión arterial en el mismo brazo donde está colocado el pulsioxímetro. Esto se produce por restringir el riego sanguíneo en la extremidad y la onda no se lee bien.
En pacientes con baja perfusión por hipotensión, frío, anemia o cualquier otra situación que comprometa el riego periférico las saturaciones se mostrarán más bajas de lo habitual.
Interacciones
Algunas longitudes de onda -como por ejemplo ciertas luces led- pueden interferir en la lectura del pulsioxímetro.
Se han dado casos de fallos en la lectura cuando se encendían las luces led interiores de la ambulancia. Algunas uñas sintéticas también pueden producir errores en la lectura.
Y por último, saber que la pulsioximetría es una variable que mide la tendencia en los últimos 30-60 segundos. Por esto, no debemos tener demasiado en cuenta las pequeñas variaciones con el movimiento, la vibración u otros factores ambientales.
Y tu? Te has encontrado con algún problema de lectura del pulsioxímetro? Lo utilizas frecuentemente en tu puesto de trabajo? Déjanos un comentario!
Te ha gustado el artículo? Te enviaremos muchos más si te suscribes. SUSCRÍBETE!
Pingback: La capnografía en los servicios de emergencia | IMFES Formacion Emergencias Seguridad